El diente de león, también conocido como “panadero” vuela… va de un lado al otro escuchando las conversaciones de las personas que se le cruzan en el camino… escucha sus problemas, y sigue… sigue volando sin rumbo fijo.
La dirección se la da el viento, él no sabe a dónde va, ni porque, simplemente va… y tampoco sabe decir que NO, ni cuenta sus problemas porque los dientes de león no hablan.
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