A veces eran los Jueves, otros los martes, o los miércoles… rotábamos de días.
El lugar siempre el mismo, Pampa. Ceci y Sol cocinaban, yo me sentaba en la mesada y les contaba acontecimientos ridículos que pasaban en aquellas épocas…
Todavía vivía en lo de mis viejos, iba después de la facultad. Al principio tomábamos 2 botellas de vino (y del bueno… cortesía de Horacio) después bajamos a uno porque la edad nos fue limitando los despertares al día siguiente para ir a trabajar.
Hablábamos de todo y de nada… nos divertíamos mucho.
Una vez hicimos cacerolazo y pedíamos que abran al pueblo las tiendas de Jazmín CH y otros locales capitalistas.
Era divertido… las extraño.
El lugar siempre el mismo, Pampa. Ceci y Sol cocinaban, yo me sentaba en la mesada y les contaba acontecimientos ridículos que pasaban en aquellas épocas…
Todavía vivía en lo de mis viejos, iba después de la facultad. Al principio tomábamos 2 botellas de vino (y del bueno… cortesía de Horacio) después bajamos a uno porque la edad nos fue limitando los despertares al día siguiente para ir a trabajar.
Hablábamos de todo y de nada… nos divertíamos mucho.
Una vez hicimos cacerolazo y pedíamos que abran al pueblo las tiendas de Jazmín CH y otros locales capitalistas.
Era divertido… las extraño.
1 comentario:
Entre la risa y el sollozo YO TAMBIÉN LAS EXTRAÑO MUCHOOOOO!!!
Y no lo vas a poder creer, pero anoche, mientras leía un libro de cocina china, pensaba: Esto podría cocinarlo para Ceci y Ro, si pudiéramos volver a coincidir algún día para la cena. Igual lo pensé en casa para poder estrenar la mesa alta con mis amigas del alma.
Igualmente, todo lo bueno siempre tiene posibilidad de volver a ser.
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